Rebelion en la Granja

17 abril 2008

Es por todos sabido que un gran porcentaje de la mano de obra rural es de tipo informal, es decir que trabaja “en negro”; impidiendo al trabajador el acceso a los beneficios sociales de salud y jubilatorios; que le corresponderian si este trabajador estuviera “blanqueado”. Los productores agropecuarios alegan, para justificar el abuso que ejercen sobre los trabajadores agrícolas, que la rentabilidad no es adecuada como para afrontar gastos nimios, como ser darle seguridad laboral a la peonada y asegurarles acceso a los servicios de salud y a una futura jubilación o pension; es decir blanquearlos.
Pero, hijos de su tiempo, los productores rurales, se mueven en el progreso y en concordancia con el impacto tecnologico sobre el sector: ya no tienen solo trabajadores “en negro”, bien “progres”, han incorporado la esclavitud; tal es el caso registrado en una (aunque parece ser que hay mas de una…) “cariñosa” y florida granja avícola en la provincia de Buenos Aires conocida como “La Mimosa”



La Justicia allano el establecimiento “La Mimosa” donde investiga la reduccion a la servidumbre de alrededor de 30 personas, incluyendo mujeres y niños; que trabajaban y vivian recluidos, cerco electrificado de por medio, en las instalaciones de la cariñosa granja dedicada a la produccion de, entre otras cosas, pollos criados en libertad.

Los trabajadores esclavizados vivian en condiciones mas que precarias y eran obligados a trabajar en jornadas de 14 horas, proveyendoseles para su alimentación, las gallinas que morian al poner huevos (Basura Cero! Todo se aprovecha) junto con complementos “vitaminicos” (anorexigenos y estimulantes) para resistir la ardua jornada laboral en galpones donde, gracias a las gallinas, los trabajadores podian disfrutar durante el estio, de la frescura proporcionada por el aire acondicionado instalado en los habitaculos gallinaceos.
A fin de dotar de comodidades y estar a la vanguardia del diseño, los galpones donde moraban los “trabajadores” de la empresa avícola “Nuestra Huella”, propiedad de Carlos Luaces, contaban con lo mas avanzado en “design organico”. Es asi que, por citar un ejemplo, quienes alli trabajaban estaban provistos para su descanso con colchones de guano de gallina, que eran cambiados cada tres meses.


¡Tout allez de la avant!



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